Objectology


#objectology
Es el nombre de la exposición itinerante que Hermès consagra al objeto cada año y que días atrás se exhibió en Buenos Aires, en la casa de Victoria Ocampo, en Palermo Chico, particularmente.
Compuesta de piezas de las últimas colecciones y otras que llegan del pasado, escogidas precisamente entre los miles de objetos que forman el museo creado por Emile-Maurice Hermès, el objetivo principal de la muestra es: "Compartir nuestra visión y nuestra cultura del objeto con los argentinos", afirma Pierre Alexis Dumas, director artístico de Hermès.
"El principio de esta exposición, diálogo entre las creaciones originales de nuestro Conservatorio y aquellas de nuestras últimas colecciones, pone de manifiesto una constante: que nuestros objetos, vestimentas y accesorios llevan la marca de una curiosidad incansable por lo contemporáneo", agrega.
Dueño de esa curiosidad inextinguible, Emile Hermès nació en 1871, año de convulsiones que marcó la derrota francesa frente al reino de Prusia.
Un reloj de bolsillo revestido en cuero es uno de los objetos que pudieron verse en la exhibición.

De su padre, Emile-Maurice heredaría años después una empresa exclusivamente consagrada al equipamiento del caballo y de su jinete. Talabarteros, pero también tapiceros de carrozas, Hermès equipaba por entonces a los más célebres carroceros de París. Después llegó la Gran Guerra (1914-1918) y arrastró todo consigo. Terminó con el noble animal, con sus jinetes y artesanos. Pero cual un buscador de pepitas de oro, gracias a su pasión por los objetos curiosos, Emile-Maurice fue capaz de adaptar los cierres-relámpago de los uniformes militares a las carteras femeninas y a las prendas de cuero, o lanzar una primera línea de carrés, gracias a la experiencia que la empresa había adquirido en el terreno de la seda. ¿Cómo? Porque había conservado preciosamente los catálogos de casacas y gorras de las grandes cabellerizas de turf que recurrían, todas, a la maison. Pero su curiosidad no se limitó a lo que tenía que ver con el mundo de la equitación, el viaje, el cuero o la seda. Mientras aplicaba su "cierre-americano" (como se lo denominaba entonces) a las prendas femeninas, nuestro coleccionista compraba todo lo que atraía su atención.


Centenares de libros, modelos reducidos de carrozas, monturas y sillas de mano, necesaires de viaje con mecanismos secretos que contienen frascos tallados en el más fino cristal, valijas, cofres, cajitas de marquetería, fustas, guantes, cinturones y hebillas, monturas -desde luego- de China, Kirguizistán, la Argentina o México. Incrustadas de ámbar, de plata y lapislázuli. Estribos y riendas provenientes de los cuatro rincones del globo. De cosacos, de gauchos de las pampas y de reyes europeos.
De sus viajes a Argentina, Emile-Maurice Hermès regresó con infinidad de objetos consagrados a la equitación y al mundo rural. El museo contiene no sólo monturas, arneses y fustas. También hay mates, boleadoras e incluso un escudo de la República Argentina en bronce.
"Hermès y la Argentina siempre tuvieron una relación particular, nacida en la importancia que ambos dan al mundo de la equitación", señala Nathalie Sanz Maurice, miembro del equipo de prensa de Hermès.

La colección completa de Emile-Maurice Hermés se encuentra en el pequeño museo de la maison, sobre su emblemática tienda del 24 Fabourg Saint Honorè, en París.


Desde luego, Emile-Maurice Hermès sabía que coleccionar no implica transmitir en forma automática el savoir-faire. Por esa razón, mucho antes de transformarse en gesto de cortesía empresarial para clientes que lo solicitan, artistas y periodistas, la entrada al mundo secreto de Emile Hermès estuvo casi exclusivamente reservada a los estilistas de la maison. A cada uno, la dirección los alienta a meditar sobre la inmensa cantidad de soluciones milagrosas, a veces delirantes, siempre elegantes, que acumula ese granero de ideas, antes de comenzar a crear. Como esas increíbles pantuflas para equinos -inglesas, obviamente- que se ponía a los caballos para evitar que sus cascos arruinaran el impecable césped de los castillos.

"Es importante para nosotros destacar el savoir-faire capaz de superar la prueba del tiempo. Esta fue nuestra preocupación en el trabajo de la seda y el cuero durante seis generaciones. Cuando se trabaja para una empresa familiar, no se la posee: uno la recibe para transmitirla.
Porque en la familia Hermès sucede como ocurre con cada uno de sus estilistas: todos han pasado parte de su infancia jugando en el cabinet des merveilles de Emile-Maurice. Uno de ellos es Axel Dumas, 47 años, gerente de Hermès International desde enero de 2014.
"Axel siempre recuerda las horas que pasó dando vueltas por el escritorio de su abuelo montado el triciclo del príncipe imperial", dice a La Nación revista De Bazelaire, rozando suavemente la cabeza del pequeño caballo.

Para Axel, como para Pierre Alexis Dumas, la mejor manera de destacar ese savoir-faire capaz de resistir al asalto del tiempo es desarrollando proyectos que fortalezcan y difundan la cultura Hermès. La exposición Objectology es definitivamente uno de esos proyectos.


No hay comentarios

Publicar un comentario

Todas las opiniones tienen cabida en este blog, siguiendo formas básicas de educación y buenas costumbres.
Gracias.

© El blog de El Marques!
Maira Gall