El Mercader de Venecia

De viaje, parte 3

Ninguna implicancia tiene esta obra en el post que a continuación escribo, sino simplemente me gustó el título por el lugar donde transcurre, (W. Shakeaspeare , 1954), entre Venecia y Belmonte con menciones al Puente de Rialto y porque remite a épocas pasadas, barrocas, románticas, isabelinas.
Venecia me atrajo sobremanera, pequeñas callecitas (a veces hasta por demás pequeñas que hay que pasar de lado), por donde sólo camina gente, turistas de mil y un lugares.
Húmeda, bulliciosa pero ordenada, tranquila y calma por las noches como el agua de sus canales...un verdadero placer recorrerla, oler sus aromas (es mentira que huele feo), saborear sus pastas y pasticcheria, un placer estar allí, arte que se disfruta con los 5 sentidos.
Aquí la tienen....

Cuestión aparte: los colores de Venecia, sus atardeceres, el reflejo de sus aguas, su vibra. Lugares que se quedan grabados en todas las células de tu cuerpo y que volveré a por más. Se los aseguro.

Venecia está ubicada en el noreste de Italia. Es también la capital de la región véneta y de la provincia de Venecia. Su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco se encuentra situado en el conjunto de las islas más grandes de la laguna de Venecia en el norte del mar Adriático. La misma está constituida sobre un archipiélago de 118 pequeñas islas unidas entre sí por 455 puentes, si incluimos las islas de Murano y Burano. Se llega a Venecia desde tierra firme en bus (Piazzale Roma) o por tren en la Estación Santa Lucia. En el interior de la ciudad no hay tráfico rodado, siendo, a excepción de la navegación por los canales que separan a las islas, una ciudad totalmente peatonal. El transporte colectivo se realiza mediante embarcaciones transbordadoras conocidas como vaporettos y por supuesto están las góndolas con sus gondolieres que cobran alrededor de 120 euros los 40 minutos de paseo, eso y besarse bajo el Puente de los Suspiros - (Ponte dei Sospiri en italiano; une el Palacio Ducal con la antigua prisión de la Inquisición, cruzando el Rio Di Palazzo) llamado así por el último aliento que exhalaban los presos de la vecina cárcel - es algo que todo enamorado que se precie de tal debería hacer.

Arrivederci amiccis.

Pd.: si se quedaron con ganas de ver más, habrá segunda entrada a esta ciudad maravillosa. No se la pierdan!
Laureano