737. Porque las segundas partes sí son buenas.

Este proyecto tuvo dos grandes momentos: uno allá por agosto del 2010, en donde fui convocado de urgencia para realizar el interiorismo de un nuevo restó que se abriría en la ciudad de las diagonales y el otro en marzo del año siguiente donde tuvimos más tiempo para poner a tono otros detalles para que la ecuación (servicio-precio y calidad) sea perfecta.

Se lo llamó 737 Restó y Drinks, tal el número con su dirección en calle 46. Es un espacio que reúne gastronomía, dancing, barra de tragos y espacio para eventos. Si bien el hermoso y gran proyecto de restauración y remodelación de la casona que acogía el espacio fue realizado por el estudio de arquitectura local ALA (Almada-Lattiano Astarita-Benuzzi-Miori), que fueron los encargados de darle nueva vida a esta casa, pronta a ser demolida y que salvaron, como patrimonio histórico.

El proyecto se dividió en varias etapas y en la última es donde fuimos llamados para realzar y decorar algunos de sus bellos espacios. Obviamente el trabajo no terminaba allí. Fuimos puliendo y definiendo usos según el correr de los días y del disfrute que los clientes hacían de cada lugar.

Les cuento algunos de los detalles resolutivos del proyecto:

Las puertas y ventanas de la fachada se vistieron con plotters esmerilados con el logo calado en ambas hojas. El pasillo de entrada, nos recibía una lámpara antigua que encontramos en el lugar, propiedad de sucesivos dueños y adornamos con caireles de cristal. Se calaron dos grandes nichos que daban a los diferentes V.I.P´s y se los cubrió con vidrio. Detrás exhibimos arreglos de flores. “La puerta”, original, imponente y hermosa que presidía la entrada a la casona, se tuvo que retirar por disposiciones municipales y fuera de ese mal trago decidimos exhibirla como una obra de arte se merece, dentro de otra obra magnífica como es la piel de vidrio del salón principal. Iluminada por delante con spots direccionales, resaltaban su porte imponente. Para destacar el trabajo de herrería del centro y para dar sensación de vuelo, se ubicaron hacia los costados para bañar tanto el frente como la espalda de su figura imponente. Así hemos conseguido el dramatismo que el espacio se merecía y en el centro del salón comedor.

En el mueble que se ubicaba justo debajo de la piel de vidrio, colocamos cristalería y en el nicho, canastos leñeros de mimbre para jugar con los contrastes (vidrio-cristal-madera-mimbre). En otra oportunidad directamente colocamos puertas al mueble.

 El trabajo de restauración corrió por cuenta del mismo estudio de arquitectura, con el mismo tino y buen gusto que se merecía tratar cada espacio, del proyecto lumínico también, pero los detalles resolutivos corrieron por cuenta de la gente de Guillermo Petruzzi. Para la imponente barra utilizamos tiras de leds en todo su perímetro; para permitir generar diversos climas según el uso (de día como cafetería y restaurant y por la noche para el local bailable), apliques de cristal modernos para destacar la lucarna y los frescos del lounge, también con leds escondidos en las cornisas, que daba diferentes aspectos a lo largo del día.

 

A ambos lados de la entrada, se ubicaban los VIP´s. Tuvimos el buen tino de no dejarlos fijos para, según la ocasión, poder ubicarlos en otros lugares según convenga.

Allí ubicamos los muebles alrededor de la pequeña sala, decoramos con espejos circulares pegados unos contra otros y colocamos juegos de las mismas lámparas intervenidas con encaje, pasamanería y cintas.

 Al fondo de barra -armado en mampostería- le agregamos estantes de vidrio para destacar ediciones especiales de whiskies a la venta y otros objetos junto a las pantallas de plasma. A la otra barra, que contenía la bodega y la cava (contigua a la cocina) le sumamos muebles para exhibir los productos de las bodegas boutiques y agregamos allí un juego de 4 lámparas como las del VIP, remitiendo también a los colores del vino. 

 

La fachada se destacó con faroles antiguos (recordemos que se trataba de una casona histórica del 180 tardíos donde sesionó el Congreso de La Nación). Utilizamos otras luminarias más modernas para los interiores, el patio, la galería y para destacar el verde del jardín.

La propuesta decorativa que les hice llegar tenía que ver con rescatar el glamour de antaño, al estilo boudeville, pleno de detalles y texturas. Por ejemplo a unas lámparas de pergamino, las intervine con encaje color borravino, pasamanería y cintas al tono, que pendían de cadenas doradas y colocamos en las áreas privadas, el V.I.P. y el área de fumadores.

 

Algunas de las paredes (revestidas en Tarquini color maíz y visón), se vistieron con objetos y piezas decorativas, más no todas, para jugar con al imponencia y amplitud de la casa. En el salón comedor - y a ambos lados de la gran puerta exhibida como obra de arte-  coloqué juegos de espejos artesanales de hierro color óxido, como grandes soles, que se correspondían con otros más pequeños (en par) para la pared más clara y en el lobby.

A continuación del salón principal, y al lado de la segunda barra, colocamos 6 telones, de más de 3 metros de alto, para minimizar y neutralizar los ruidos que emanaban hacia el exterior. Para ello utilizamos más de 60 metros de pana color borravino y combinaba con el telón de la puerta de entrada.

Para seguir jugando con el “old glamour”, en el patio, coloqué otras esculturas de hierro color óxido en forma de hojas de palma, alternadas entre las puertas y ventanas originales de la casa que eran las dependencias del personal de servicio y que ahora acogían oficina, depósito, vestuario y cocina. Bajo la galería adoquinada con tejas recuperadas de la casa original del 1800, pronto se servirían desayunos al aire libre.

En el acceso a los baños, pintado en un color oliva, coloqué y enmarqué antiguas imágenes enmarcadas de una baraja francesa de adivinación y ploteamos las puertas con pósters antiguos Art Decó.

   

El día de la inauguración, para completar la ambientación, vestimos todos los espacios con grandes arreglos de flores, fanales con velitas en todas las mesas y en los nichos de obra, armando ritmos, para generar clima interior y buen gusto, con la menor cantidad de recursos.

 

La sensación general de los primeros invitados al cóctel-inauguración (que así me lo comunicaban (incluyendo la dueña que posee la escritura de la casona) era que la ciudad de La Plata no contaba con un espacio semejante, de tamaña envergadura y que acercara una propuesta tan creativa, original, de diseño, suntuosa y por cierto muy elegante para los sibaritas locales. 

Espero les haya gustado esta propuesta.

Un cordial saludo,
Laureano