Primero que nada quiero volver a saludarlos y luego contarles del hermoso fin de semana que me ha tocado vivir en esta oportunidad.
El viernes no pudo comenzar de mejor manera: con reuniones con un cliente que está por abrir un nuevo local y por la tarde trabajando entre amigos en una producción de fotos para una nueva marca de indumentaria de cuero. Un placer y un orgullo compartir esas horas con gente tan talentosa y que aparte son mis maigos, pero los detalles? quedarán para otra oportunidad.
El sábado fuimos al MalBa, Colección Constantini para ver la muestra de Wharhol ¨Mr. América¨, otro placer grande para aquellos que hemos tenido la suerte de apreciar sus obras en sendos Museos como son El Prado y el Reina Sofia; en Madrid, el Louvre en París, el MoMa en New York y que esta vez llega a Buenos Aires para deleite de propios y ajenos (los turistas). Les cuento que el montaje de esta muestra no debe envidiarle nada a otras producidas en el primer mundo, pero como ya nos tienen acostumbrados la gente del MalBA no debería sorprendernos, o si?
Luego paseos por el shopping contiguo para hacer algunas compritas y descanso con Capuccino frío en Freddo en un alto del paseo.
Pero lo mejor estaba aún por venir...
El domingo amaneció con un cielo cubierto y todo hacía pensar que allí se había terminado nuestro raid cultural pero: hete aquí que continuó de una manera inesperada. Por recomendaciones varias -y porque usualmente me llegan a mi correo electrónico información sobre diversas manifestaciones culturales- decidimos encarar para La Boca a ver una muestra que nos interesaba.
La primera sorpresa fue muy grata porque pudimos apreciar 122 obras en gran formato del Louvre llamada: Imágenes del Louvre: seis siglos de pintura europea. Un recorrido por los estilos más diversos del Renacimiento, el Clasicismo, el Caravagismo, y muchos más que no esperabamos, a orilla del río y que discurre entre el mástil y el viejo puente.
Teníamos que aprovechar la visita guiada de PROA por lo tanto no hubo mucho tiempo que nos podamos quedar a apreciar estas imágenes. Encaramos a PROA que cerraba a las 19 hs. Esta muestra que cuenta con un conjunto de obras que atraviezan cinco siglos de arte, no en orden cronológico pero surcado por conceptos básicos y centrales que afligen al hombre como ser el poder, lo cotidiano, el cuerpo, la mente, la vida, la muerte, el amor y el odio me resultó de lo más creativo visto este último tiempo; los diálogos que se producían entre todas ellas: lo mejor! un placer para nuestros ojos y mentes...pero aquí no finalizaba el recorrido. La visita guiada estaba sucediendo de la mejor manera, por la sala 1, la sala 2, ambas de la planta baja, luego al tercer piso, a la sala 3, pero allí estaba...cuando apareció ante mis ojos y ya no pude despegarme de esa imagen.
Sí amigos: el Cristo de Ferrari. No saben con cuantas ansias esperaba verla en algún museo del mundo o aquí -hoy supe que era propiedad nuestra, de la Colección Constantini- y el orgullo FUE MAYOR.
También en otra ala del museo se pueden apreciar -Lindero- una muestra site specific como informa el folleto, creada ad-hoc por distintos artistas para espacios no convencionales (como los pasillos de conexión de la institución), entre otros.
Luego un breve paso por la tienda para apreciar esas impresiones de lujo y del catálogo de la muestra y llevarse algún souvenir, visita también a la cafetería con su bella terraza para abandonar raudamente el edificio.
Saben? me encanta ser un turista más en esta ciudad maravillosa que nos ofrece tanto, que tiene tanto, que produce tanto, que definitivamente hay que dejarse llevar, sorprenderse a cada paso, e ir SIEMPRE: con cámara fotográfica en mano (como es mi costumbre).
Les dejo un gran saludo
Nos vemos la próxima
Laureano
Ay qué lindo! Pude compartir una de esas salidas mágicas y realmente fue un placer absoluto... Me alegra que el arte tenga este espacio en la blogósfera y en nuestras vidas... Un beso:>
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