Mis deseos

Las fotos que ilustran el post son mías pero el HERMOSO texto que pedí autorización para compartir corresponde a Betina Suaréz del blog Mujer, madre y argentina que me pareció sublime y quise que Uds. también tengan oportunidad de leerlo.




Dice así:
POST⏩ POR CADA UVA UN DESEO. 
No adelgacé lo que tenía pensado ni hice aquel curso. No templé mi carácter como hubiera querido ni organicé del todo mis prioridades. No aprendí a no hacerme tanto problema por cuestiones que no lo merecen pero pude soltar algunas cosas. Sigo sin conseguir que me vivan las plantas y no logré forrar el ropero con las postales que vengo juntando. No pude tachar todo de mi lista del 2016.
Mi recuento es casi una cuestión práctica. 

Si hiciera algo más que agradecer sería una necia. Pero el fin de año tiene para mí algo de nostalgia, algo de extrañar lo que ya no es, algo de ausencias que se adelantan, algo de final. 
Me lo permito, y me entrego a esa congoja, porque debe ser el único momento en el año en el que el reloj te marca el fin de la añoranza y el comienzo de la eufórica esperanza que me da el año nuevo, una hoja limpia para escribir, un camino despejado. 12 uvas sugestivas, una por mes, y por cada uva, un deseo. Hay metas que tienen la capacidad de persistir año tras año, con la insistencia que tiene aquello que vale la pena. Las respeto y no me canso. Hay otros objetivos que pierden sentido porque nosotros, por suerte, cambiamos para seguir siendo los mismos.
Si tengo que hacer balance, prefiero la otra acepción de la palabra, la que me permite mecerme en mis pensamientos y relajarme en el vaivén de mis emociones. Quiero balancearme, no quiero hacer una aqueo entre el debe y el haber. Hay abrazos que se extienden más allá del calendario, hay afectos sin fecha, hay tristezas sin brindis. 

Hay de todo en todos los años. Me gustaría este año ofrecer las uvas por los meses vividos y no por los que vienen, y compartirlas: uvas para mis hijas asombrosas, para mi amor fundamental, para los amigos que me marcaron los errores y para los que se bancaron mis certezas, para la familia cálida, para los compañeros de cada posta, para los que leen mis letras. 
Mi deseo es que el año sea bueno además de nuevo. Y las ofrezco livianamente porque ya aprendí que uvas (y nuevos comienzos) hay todo el año, y que algunas, incluso, se convierten en vino.
Cuestión de aprovechar las uvas, amigos.


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Un beso para todos, 
y felíz comienzo de año,
Lau

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