La révolution est ici

#jeteaimeparis
Lo prometido es deuda...hoy verán la ambientación française que preparé para la celebración del cumple de Patricia. 
Deberán clickear en el link de abajo, esperar que cargue el video del grupo "Zas" y darle play para escuchar de fondo, mientras leen el post.
Se los recomiendo: ver aquí  

Allez, allez: a lo nuestro. 

Varios arreglos de flores armados con conejitos blancos y una variedad llamada lágrima, junto a shots con velas intervenidos con puntillas de algodón.

El domingo pasado, fuimos convocados -tanto Juliana Berenger, como quién les habla- para llevar a cabo una ambientación temática en ocasión del cumpleaños de Patricia. El concepto propuesto por la anfitriona era La France, y en línea con el charme francés debía ser elegante, moderno y ciertamente distendido, para no opacar las bellas obras de arte y piezas de colección que posee la dueña de casa. Decidimos que el camino a seguir serían los tres pilares básicos de la Révolution française: Libertad, fraternidad e igualdad («Liberté, fraternité et égalité"). y que cada uno de los espacios estuviera regido por uno de ellos.

En primer plano la escultura de alambre realizada a pedido por Mario Martínez (realizador-escenógrafo) y objetos varios: arreglos de flores, esferas natural con claveles, marco de madera, mimbre, piñas pintadas, fanales de vidrio partido con velitas, fanales de color y un portarretrato estilo vintage.

Los elementos perfectamente dispuestos sobre las mesas y el dressoir.

Para el recibidor y el lobby elegí la igualdad y los ideales de grandeza que pregonaba "La Marselleise", su himno.

Sobre el dressoir de la entrada, de estilo Napoleón, se apoyaban en este orden: arreglos de flores (esferas de claveles blancos) sobre pies de cerámica roja, otros más pequeños y marcos de madera uno con la letra de "La Marseillese" y otro con uno de los ideales pregonados por los revolucionarios.

Sobre una de las paredes del livings, donde cuelga una bella colección de cuadros y láminas enmarcados exquisitamente, colocamos cocardas con los colores de la bandera francesa: 

Sobre todos y cada uno de los cuadros que colgaban de una de las paredes, apoyamos cocardas de cintas tricolores que confeccioné con mis manos.

A los lados, se ubicaban pilares de mármol y mesitas de apoyo que decoramos con arreglos de flores blancos, envueltos con cintas tricolor, candelabros propios con pasamanería con flecos de seda, entre otros.
A continuación de ellos, sobresalía una hermosa escultura de una Venus en mármol que envolvimos con las mismas cintas, apoyamos claveles rojos en sus manos y dispusimos casi como al pasar, almohadones para cortar con la paleta de neutros y dorados que la rodeaba:

La Venus envuelta en cintas tricolores.

Hasta aquí todo sucede de maravillas, pero las vedettes eran las dos mesas donde debía lucirse el catering francés. Armamos entonces una deco más importante. La del living, de más 2 mtrs. se regía por el concepto de la libertad. Allí dispondrían el buffet y colocamos dentro y rodeando un marco de madera patinado en blanco, objetos, esferas de mimbre, arreglos de flores, fanales y un copón con mentas. A un lado y presidiendo dicha mesa (en el centro) una cancherísima escultura de la Torre Eiffel (realizada en alambre), encargada de urgencia a mi amigo realizador Mario Martínez. Todo se posaba sobre un mantel de lino y puntillas y otro cubremantel en toile rojo, infaltable en decos de este tipo.

Detalle de los objetos.

Para la mesa baja del living principal jugamos con el concepto de la fraternidad, para que tanto familiares como amigos disfruten en torno a ella celebrar el momento presente y alejar los malos ratos vividos. Dispuse otra Torre Eiffel y jugué con flores de los tres colores: rojas, azules-celestes (teñidas) y blancas con una gran esfera de claveles, copones con mentitas, figuras de mimbre, piñas pintadas de blanco y el "ideal" en un marco vintage. 

La otra mesa baja del living, replicaba la deco de la mesa alta principal. Sobre un mantel en toile de jouil rojo y crudo colocamos -en otro orden- la misma cantidad de elementos. El guiño se lograba con los tres colores de flores formando la bandera francesa. Una de ellas, la turquesa, era de alstromerias teñidas.

La Tour Eiffel.

También dispusimos servilletas de tela en color azul, atadas con cintas y pasamanería a contratono.

Sobre la mesa de la sala de estar, el ideal "Fraternidad" nos reunía en torno a ella.

Sobre las mesas de apoyo y acompañando la puesta central, dispuse otros arreglos de flores más importantes. Todos a juego con el compossé de géneros utilizados para los almohadones que incluían gross de seda en rojo y azul, toile de jouil rojo, azul y blanco, lunares, milrayas, entre otros. 

Escarapelas de cintas tricolor para cada uno de los comensales.

Arreglos de flores más importantes para las mesas de apoyo a los costados de los sillones.

Si bien las texturas de los almohadones, no combinaban con un entorno tan elegante, funcionaba como el elemento distendido y canchero en toda la puesta.

Muchas variedades de flores que colocábamos juntas o separadas, en las mesas y mesitas de apoyo.

Alrededor de la sala principal, y siguiendo con el diseño de los cortinados colgamos pasamanería , cintas y borlas de hilos de seda.

Ahora bien: no terminaba aqui nuestro trabajo porque estuvimos coordinando toda la velada, recibiendo a los invitados, colocándoles escarapelas temáticas en sus solapas, dando el pie a los artistas, entre otras cuestiones.
Toda la noche nos acompañó el acordeonista Diego Javier Lipsky con un repertorio de temas que incluyó desde La Môme Paif a Charles Aznavour y tangos dedicados y solicitados por el padre de Patricia. Un placer escucharlos. 

Cual artistas que vagan libremente por las callecitas de Montmartre, así se movía Juan Manuel Gordillo que realizaba caricaturas de todos ellos y las entregaba como souvenir al final de la velada.
Ni que hablar del copioso y exquisito catering preparado por el chef francés Sébastien Fouillade con sus fois grás, variados canapés, centolla, camarones, ceviche, sushi, salmón rosado, bondiola de cerdo y la Tarta tatin de manzana, inflaltable, que disfruté cual invitado en esta encantadora celebración.

La tremenda mesa de buffet que servió el personal, perfectamente ataviado a la usanza del pueblo francés allá por los tiempos de la "révolution".

Debo destacar la buena onda y profesionalidad de todos y cada uno de los que estuvieron abocados a este evento, que si bien no era para más de 15 personas, se pensaron todos y cada uno de los detalles a pedido de la anfitriona Patricia, como si fuera un evento multitudinario. Agradezco a ella su amabalidad, ante todo, y apoyo y encanto para dejarnos trabajar con total confianza dentro de su hogar.

Espero que les haya gustado amigos...las devoluciones al término del mismo y al día siguiente, no tardaron en llegar...por demás complacido con el resultado la anfitriona y nosotros.

Nos vemos.
Un abrazo gigante,
Laureano