Una noche en la India

Hola amigos.
Los que siguen asiduamente este blog ya me habrán escuchado decir cómo me han tenido en vilo y de ocupado (todo este año) los festejos familiares.
Esta vez me toca mucho más de cerca porque la agasajada sería mi madre, que cumplía 60 años y con mis hermanos y mi padre decidimos armarle un festejo sorpresa, con "todas las de la ley" (frase vieja si las hay!).
Imagínense la hercúlea tarea de organizar secretamente todo el evento y decidir todas las cuestiones que hacen al mismo. Imagínense también que nos pasábamos mensajes de texto en la mesa, hablar por señas y a escondidas para que no se entere.
Por suerte, obtuvo muy buenos resultados.



La cumpleañera no se dio por enterada hasta llegar al salón con más de 120 personas invitadas. Tendrían que haberle visto su cara...no pudo articular palabra por más de 5 minutos. Recuerdos, ay! recuerdos.
Para tal fin, me propuse ambientarla en la India sabiendo que madre ama ese estilo. Mandamos a diseñar la tarjeta muy colorida y con un mandala en el frente del sobre para ir prefigurando ese mundo de brillos y colores, de diosas vírgenes, de banquetes frescos, de velas en altares, flores y pétalos regados por doquier.

 

Un hermoso mandala colorido figuraba en el sobre, luego, dentro y en letras de gran tamaño rezaba: SORPRESA!

 Imágenes que hurtamos del álbum familiar.

 

Imagen de la familia a pleno y con el bebote (sólo falta mi otro cuñado).

Y ahora vamos a lo importante: les cuento cómo resolví la ambientación.
Para traer algo de la opulenta vegetación de los bellos parajes hindúes, en la entrada coloqué cuatro tarimas con un juego de velones que apoyaban sobre grandes hojas verdes de filodendro. A los pies, caminos de pétalos de rosas y jazmín del país.

Imágenes de los pilares con follage y velas; de día y en el momento del evento.

A un lado de las tarimas, coloqué dos dressoires de madera blanca. Sobre ellos armé unos  arreglos con velas, marcos dorados antiguos y unos paneles de los mismos sareés usados para las mesas.

Dressoires con la mezcla de marcos dorados y paneles de tela.

Frente a los dressoires, en una mesa baja, armé un pequeño altar de velas y pétalos, donde los invitados debían frotar la panza del Budha pintado de violeta, para que les traiga buena suerte.

Para el techo sólo coloqué un esqueleto de alambre del que pendían un montón de cintas de colores, rememorando las viejas cúpulas y carpas.

Ahora bien: para las mesas, dediqué mucho más de mi tiempo, puesto que quería que el centro de atención recayera aquí. Mandé a cortar unos hermosos sareés de más de seis metros y los usé como cubremanteles. Los había en bordó, turquesa, lila, rosado, rojo y naranja. Obviamente, todos con detalles bordados con hilo dorado.

 Detalles de los sareés bordados con hilos dorados.

A los arreglos para las mesa los resolví con una divertida mezcla de diferentes frascos y frasquitos de dulces, mermeladas, botellas de agua mineral, whiskies, aceites, especias, entre otros.  La unión de todos ellos funcionaba porque utilicé blondas de papel doradas para destacar y decorar cada recipiente y más el agregado de distintas flores de muchos colores, pero no mezcladas, les daba el marco perfecto para una noche de música y cornucopia hindú.

 Detalles de los arreglos con los recipientes intervenidos con diferentes diseños de blondas de papale doradas.

Detalles de muchos de los arreglos. 

Y ya de noche con las velas encendidas.

Sobre cada plato apoyé cajitas (también de cartón dorado) con algunas mentitas. También las distribuí en pequeñas bolsitas de gasa color fucsia junto a velitas como pequeños souvenires.

Usé diferentes diseños de blondas doradas y a las de forma de estrella las coloqué de apoyo para dejar un par de abanicos de madera, para las señoras.

La fiesta no terminó aquí, sino que mutó en la reproducción de un video con la genial biografía “cómica” de la cumpleañera, música por un grupo local: "Los Leuze", tandas de bailes, cotillón, mesa de dulces, una barra de tragos que atendía los pedidos de todos los comensales y más.

Una imagen de todo el lugar, donde se advierte la puesta.

Espero les haya gustado. Quedamos exhaustos al finalizar, pero vaya si valió la pena.

He estado un poco ausente de la blogósfera por infinidad de compromisos, que son cada vez mayores, cuando pasamos a la segunda mitad del año, pero hay mucho más material que prometo seguir mostrándoles.

Un abrazo enorme,
Laureano
Viernes 23 de septiembre de 2011.