Decorando con pañuelos y otros toques modernos

La idea:
Cierto es que en momentos de crisis (oportunidades que le llaman en la cultura oriental) la creatividad se aguza y nuestros sentidos alertas nos regalan ciertas combinaciones que en otros momentos de actividad normal no aparecen. 
Bienvenidos sean.

El desarrollo:
Porqué les hablo de crisis? ni menospreciando ni dando más importancia que la que se merece, era ésta una nueva oportunidad para hacer algo moderno, elegante y creativo con muy pocos recursos.
Hace un tiempo una clienta y amiga -compañera de estudios de publicidad-tuvo una inquietud. Había decidido redecorar su departamento y los muebles que habíamos encargado todavía no estaban disponibles para retirar así es que nos pusimos en acción.
Ella había organizado una cena con sus amigos y quería recibirlos de manera diferente. Por ese motivo decidimos darle un refresh a la deco y sin muchos preámbulos, nos enfocamos en lo primordial. En lo más grande, en lo más vistozo.
Primero cambiamos el cobertor de su cuarto por uno que combine más con el verde lima existente de la pared. Elegimos un hermoso patchwork de Arredo y restauramos dos veladores pintándolos del mismo color y cambiamos las pantallas por otras en un estampado Vichy en verde y crudo que combinamos con los almohadones del juego. 

Para el living-comedor y teniendo como base algunos objetos, muebles antiguos y otros modernos, obras de arte de sus viajes por el mundo - entre ellos Tailandia, Vietnam y Cambodia - se me ocurrió lo siguiente: conseguí muchos pañuelos y pashminas de seda e intentamos darle una onda oriental, muy zen, relajada y con una mezcla y colorido muy hindú. Muchos de estos chales los utilicé como caminos de mesa, forros de sillón, accesorios para los almohadones y colocamos junto a un puff de cuero.

Para detrás de la puerta de entrada, colgamos en un perchero recuperado de su quinta de Pilar, una de sus carteras más otra pashmina en animal print rosa que daban un toque trendy y moderno a la dueña de casa: joven y divertida. Destacamos algunos otros muebles heredados, como el gran dressoir con espejo regalo de su abuela materna, con potiches de cristal y apoyapie en otro animal print diferente; también existente.

Conseguí un hermoso par de pañuelos de seda marrón con grandes flores y decidí hacerlos protagonistas. Los usé en el sillón principal tapizado en bull blanco envolviendo los almohadones del respaldo y los demás los distribuí aquí y allá y superpuse con otros para armar compossés y contrastes varios con almohadones varios.

Reubicamos algunos muebles, ordenamos ciertos objetos que se perdían (recuerden que aquellas bellas cosas por más pequeñas que sean, deben destacarse y para ello deben estar cerca de algunos de su tipo, agrupados, con criterio), secamos flores y las colocamos en copones y canastas -como las ofrendas que se hacen a la diosa Shiba y otras beleidades hindúes-, colgamos lucecitas de arroz con sus pantallitas de hilo teñido (también traídos de sus viajes) envolviendo unas pinturas sobre madera de su viaje a Costa Rica, continuando la onda colorida.

La mezcla de todos ellos, las telas, cerámicas y velas (fanales, de apoyo y flotantes), más el agregado de esculturas doradas a la hoja (su fuerza y su luz), nos levantan el ánimo y predisponen mejor a enfrentar nuestros días cuando nos levantamos con pocas fuerzas.

En todo el espacio utilizamos los naranjas, turquesas y rosados-fucsias para que estos shock de colores instantáneamente nos lleven a volar y viajar por estos lugares lejanos.
Espero les haya gustado la propuesta, dejen sus comentarios y anímense a probar con cosas que encuentren en sus casas y que los pongan de buen humor en estos días ajetreados y calurosos de la city porteña.
Hagan la prueba. Se los recomiendo!

Les dejo un abrazo grande.
Vuelvan siempre por acá; mi casa. Los espero con más de nuestros trabajos.

Laureano