Las puertas

30.8.10

(...) El silencio del hotel era casi excesivo, y el ruido de uno que otro tranvía que bajaba por la calle Soriano no hacía más que pausarlo, fortalecerlo para un nuevo intervalo. Sin inquietud pero con alguna impaciencia, tiró el diario al canasto y se desvistió mientras se miraba distraído en el espejo del armario. Era un armario ya viejo, y lo habían adosado a una puerta que daba a la habitación contigua. A Petrone lo sorprendió descubrir la puerta que se le había escapado en su primera inspección del cuarto. Al principio había supuesto que el edificio estaba destinado a hotel pero ahora se daba cuenta de que pasaba lo que en tantos hoteles modestos, instalados en antiguas casas de escritorios o de familia. ...

Detalle del cerrojo de una puerta en Toledo, la tierra del Quijote. Impávida. Ella sí que conoció glorias pasadas.

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Para jugar a la quiniela!

3.8.10

Así decía una de mis abuelas cuando era pequeño cada vez que aparecía un número y se repetía (por esas raras cuestiones) y ella decidía jugarlo a la quiniela. Claro que era yo quién cruzaba la calle y apostaba al número en cuestión a "la cabeza" y a "los diez", costumbre bien nuestra, bien del interior de donde soy oriundo.
737 es el número y se los digo ahora y callo para siempre porque es el nombre de un nuevo espacio en la ciudad de las diagonales que reúne gastronomía, dancing y mucho más para el que fui convocado para la ambientación.

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